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martes, 1 de diciembre de 2015

Comenzando el Adviento.



Estamos comenzando el Adviento, que es el comienzo de
un nuevo año litúrgico, algo así como un nuevo curso,
en el que Jesucristo nos quiere enseñar muchas cosas
provechosas para nuestra salvación. Y para que
podamos aprender sus enseñanzas y las asimilemos
 en nuestro corazón, es necesario tener la actitud de
un niño que quiere aprender. Necesitamos ser
sencillos y humildes. Este es el mensaje de este
día que nos da Jesús. Aunque creamos que estamos
adelantados en virtud, para Dios siempre somos niños.

Si logramos ser ante Dios como niños, podremos escuchar
de Jesús lo que hoy les dice a los apóstoles: “Dichosos
 los ojos que ven lo que vosotros veis”.

Acababan de llegar los 72 discípulos, a quienes había
enviado Jesús a misionar por aquellos pueblos.
Llegaban muy contentos por los portentos que habían
hecho en el nombre de Jesús y sobre todo porque
 veían que los demonios eran expulsados. Jesús se
llenó también de gozo. A veces sólo queremos ver
 a Jesús triste y serio, que lo estaba a causa
de los pecados; pero Jesús era profundamente feliz
con la posesión del Espíritu Santo. Sobre esta
posesión del Espíritu Santo nos habla el evangelio
cuando salió Jesús del bautismo. Uno de los frutos
el Espíritu Santo es el gozo, la alegría. Ahora Jesús
hace salir al exterior el gozo que tenía en su
corazón, e “inundado de gozo” comienza a alabar a
Dios Padre. Se le nota a Jesús radiante. Lo
manifiesta en sus palabras, aunque sería grandioso
 poder ver sus gestos, su tono de voz, su rostro.

Alabar y bendecir a Dios es la oración más hermosa,
 juntamente con la acción de   gracias. Hoy le alaba
y da gracias por las maravillas que hace en el
corazón de la gente sencilla. Sencillo es aquel que
es diáfano y transparente, el que no oculta
nada, quien no tiene doblez. Y lo contrapone a los
 “sabios y prudentes”. Porque hay mucha gente
que se cree que no necesita nada de Dios, se
creen muy sabios, pero en realidad se van
alejando del supremo Bien y la suma Verdad.
Los sabios y prudentes no aceptan la
palabra de Dios porque se creen autosuficientes.
 Algunos se creen mejores porque creen unirse
con Dios sin pasar por Jesucristo, cambian la
verdadera fe por ideologías que les
parecen más modernas, por falsos espiritualismos.
Y lo peor es que desprecian a quienes tienen el
corazón sencillo ante los mensajes salvadores de
Jesús.

Pero Dios ha escogido siempre a los sencillos de
corazón para sus grandes obras. En la Biblia aparece
muchas veces este aspecto: desde David, que era el
 último de los hermanos, hasta la Virgen María, quien
en el Magnificat dijo que Dios iba a exaltar a los humildes.
Jesús lo hace en su vida, como cuando alabó
a la viuda pobre que echa unos centavos para el templo.
 En la historia de la Iglesia encontramos que cuando la
 Virgen María quiere darnos alguna revelación especial,
se aparece a los humildes, como Juan Diego,
Bernardette o los pastorcillos de Fátima.

Jesús nos entrega el misterio de su Reino, pero sólo
lo comprenden los humildes y sencillos. Ser sencillo
 es permitir que Dios venga invadiendo todos los
ámbitos de la vida: ilumine el pensamiento,
fortalezca la voluntad, oriente los sentimientos y que
marque el criterio de nuestro comportamiento.
En una palabra; que Jesús sea nuestro Señor,
no que lo sean las riquezas o el poder. Si Dios
es el Señor, vendrá la verdadera alegría. No
 una alegría externa y pasajera, como algunos
esperan para Navidad, sino la alegría que sale
del corazón, la que espera Dios en la Navidad:
un acrecentamiento de la salvación para nosotros,
para nuestros hogares y para el mundo entero.
Esto es lo que nos pide la Iglesia en el Adviento:
que tengamos el corazón abierto a las gracias de
 Dios, pues las quiere derramar en abundancia
al recordar su venida en la primera Navidad.
Abrir el corazón al don de Dios y alegrarse por la
salvación es ser humilde y sencillo ante el Señor.
Ver lo que otros no ven es descubrir la presencia de
Dios y salir a su encuentro con expectación. Jesús les
invita a sus discípulos a que se alegren porque el

plan del Reino puede hacerse realidad. 


Pùblicado primero en mi otro blog. 

http://diegodfgo.blogspot.com.co/2015/12/comenzando-el-adviento.html#more






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